martes, septiembre 28, 2004
Yeahs
Tenía un precedente desagradable con el salón 21, hace unos meses me lanxé a ver a los electric six; en esa ocasión el problema fué que llegué 20 minutos tarde de la hora marcada en el ticket y ya para ese momento llevaban 3 rolas. Uno se siente bastante estúpido cuando compras con un mes y medio de anticipación un boleto de más de 300 pesos para no ver como inicia el show. Salí de aquel concierto un poco prendido, desilusionado porque habían tocado el disco tal cual solo que en la opción random. Una de las razones por las cuales pagas por asistir a un concierto es que esperas escuchar la fuerza de la banda en vivo, versiones diferentes a las que vienen en los discos, algún inédito, un guiño hecho con algún coversito divertido, inovador o simplemente complaciente; así que no esperas que toquen las rolas tal cual vienen en el disco, decir que una banda toca bien sus propias rolas en vivo no te da para justificar que hayas pagado el doble de lo que cuesta su disco por entrar a ver en vivo a la banda en cuestión. Lo anterior por supuesto que sesgó mis expectativas para cuando llegó el día de ir a ver a los yeahs, de entrada llegué unos 15 minutos antes de la hora marcada por el ticket, y me pusé con un ácido para estar a tono. Esto último, el creer que iba a estar a tono con un ácido lo derive de las reseñas que había leído en rock de lux y en Spin, según las cuales los yeahs en vivo prendían muy chido y eran la pura fiesta, eso sumado con el hecho de que su disco el fever to tell fué incluído en las listas de varias revistas importantes como dentro de los mejores 10 discos del año pasado (y es que la mayoría de las rolas del disco prenden bastante, así como un par de rolas de su anterior Ep). En punto de las 21:30 abrieron con Y control, la chica de los yeahs (Karen O) no se veía tan fea como en los videos pero tampoco muy chida que digamos, con un traje dorado medio 70´s y una franja naranja sobre los ojos, la gente brincando y algunos alrededor con la chela en la mano tratando de acercarse al escenario, trantando de acercarse con la chela en la mano?, digamos que no es algo común en un toquín que se augura como prendido y durante el cual te estarán aventando. Al final de la primera rola decidí junto con mi novia movernos al fondo del 21, siguieron algunas rolas prendidas (Tick, Pin) intercaladas con algunas muy bajonas, la gente se prendía a ratos mientras la vocalista abusaba de arengar c´mon mexico city. El 21 marcó sobrecupo, arriba de 3000 personas pero de las cuales calculó unas mil están allí por cortesías, por lo cual la gente no espera tanto del concierto y es hasta probable que muchos de ellos ni siquiera hayan escuchado el fever to tell completo, y eso que dura poco más de media hora; por cierto, qué esperar de una banda que sólo tiene un disco de 11 rolas que dura 35 minutos en total, y un Ep de 5 rolas cuya duración es de 17 minutos?, seguro es que no iban a tocarse un concierto de 2 horas. El formato de los yeahs es uno muy hecho para tocar en festivales, 40 minutos tocando fuerte, dejar prendida a la gente para la siguiente banda, pero acá nadie fue antes que ellos y nadie iría después, no podían tocar sus 40 minutos prendidos y luego bajarse para que llegará otra banda para mantener la prendidez ó prender aún más. Se notaba en ellos que trataban de hacer tiempo, alargar un poco el asunto, tocaron todas sus rolas del Ep que a excepción de art gallery, todas están muy bajonas. El ácido me había reventado y después de him vinieron 3 rolas seguidas que daban para abajo, un poco aburridas en esa onda semi rok-blues que tanto parece gustar en detroit y que en las bandas de NY como en los yeahs no van del todo bien; la gente hablaba entre sí, o por medio de sus teléfonos celulares, otros comprábamos chelas en el lobby o al fondo, mucha gente del VIP en la parte de arriba no se veía muy agusto. No ayudó mucho el sonido, en un banda en la cuál solo tienes una guitarra, batería y la voz de una chica que grita muy chido; que los efectos de la guitarra respondan chido y no queden por debajo de la secuencia como ocurrió en Rich, o que la voz no se distorsione y los gritos se pierdan en una estática horrible como ocurrió en varias ocasiones no te permiten sentirte pasártela del todo bien. Me cuentan que para el día siguiente el ingeniero de sonido de los yeahs le agarro la onda al 21 y ecualizó mucho mejor. Así como la selección de las rolas por parte de los yeahs fué más prendida y no tan dispareja.
Los yeahs me evocan la imágen mental de una telaraña, llena de huecos, que no permite que sean consistentes, ni dentro de cada rola ni a lo largo del toquín; por supuesto que tocan chido sus singles, pero no todas sus rolas son tan prendidas, y la forma en que tocan en vivo esta bien pero tampoco es tan diferente de como suenan en su disco; a pesar de las secuencias en algunos momentos se perciben huecos, la vocalista les haría un paro si tocará algunos acorde de guitarra o subiera con un bajo al escenario, tampoco habla bien de la banda que al baterista se le vayan las baquetas en 4 ocasiones, o que se le vaya el tiempo en una rola y terminé tocando con audífonos para no perderse.
Sin duda el mejor momento del concierto fueron las rolas finales, bloque (Maps, No,no,no,Date with the night,Modern Romance), que empiezan con un intro de batería en Maps y una dedicatoria larguísima que seguramente no habrían hecho de alternar con otra banda, pero desde ese momento percibes que algo chido se viene, así q con el ácido arriba y unas tantas chelas más me cayó bastante bien ese bloque rítmico prendido, que te hacía cantar el estribillo de Maps junto con aquellos que decían, "ya oíste que rola es esa". Después de date with the night sabes que lo que sigue esta por demás, y cuando reaparecen en el escenario a aventarse el encore no solo lo reafirman, sino que dan un muy lamentable espectáculo final con 4 rolas aburridas, sin duda el peor encore que he presenciado en alguna banda supuestamente "grande". Y al final eso, que tan grande es una banda que tiene un solo disco?, aunque ese disco este entre los mejores del año pasado, que tiene supuestamente a una de las mejores vocalistas en vivo de todos los tiempos (según spin), aunque vienen de toda la inercia del sonido NY de los últimos años. Los yeahs son una banda para festivales, el día 21 se notó que nos hacen falta festivales más que conciertos en el DF, aunque tampoco hay tantos conciertos como quisiéramos; el 21 en el salón 21 los yeahs me hicieron dudar de Spin y de Q magazine, y eso me ha hecho sentir muy incómodo, who is the next big thing? que seguro saldrá en un par de meses en Spin no me tomará tan naive.
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Tenía un precedente desagradable con el salón 21, hace unos meses me lanxé a ver a los electric six; en esa ocasión el problema fué que llegué 20 minutos tarde de la hora marcada en el ticket y ya para ese momento llevaban 3 rolas. Uno se siente bastante estúpido cuando compras con un mes y medio de anticipación un boleto de más de 300 pesos para no ver como inicia el show. Salí de aquel concierto un poco prendido, desilusionado porque habían tocado el disco tal cual solo que en la opción random. Una de las razones por las cuales pagas por asistir a un concierto es que esperas escuchar la fuerza de la banda en vivo, versiones diferentes a las que vienen en los discos, algún inédito, un guiño hecho con algún coversito divertido, inovador o simplemente complaciente; así que no esperas que toquen las rolas tal cual vienen en el disco, decir que una banda toca bien sus propias rolas en vivo no te da para justificar que hayas pagado el doble de lo que cuesta su disco por entrar a ver en vivo a la banda en cuestión. Lo anterior por supuesto que sesgó mis expectativas para cuando llegó el día de ir a ver a los yeahs, de entrada llegué unos 15 minutos antes de la hora marcada por el ticket, y me pusé con un ácido para estar a tono. Esto último, el creer que iba a estar a tono con un ácido lo derive de las reseñas que había leído en rock de lux y en Spin, según las cuales los yeahs en vivo prendían muy chido y eran la pura fiesta, eso sumado con el hecho de que su disco el fever to tell fué incluído en las listas de varias revistas importantes como dentro de los mejores 10 discos del año pasado (y es que la mayoría de las rolas del disco prenden bastante, así como un par de rolas de su anterior Ep). En punto de las 21:30 abrieron con Y control, la chica de los yeahs (Karen O) no se veía tan fea como en los videos pero tampoco muy chida que digamos, con un traje dorado medio 70´s y una franja naranja sobre los ojos, la gente brincando y algunos alrededor con la chela en la mano tratando de acercarse al escenario, trantando de acercarse con la chela en la mano?, digamos que no es algo común en un toquín que se augura como prendido y durante el cual te estarán aventando. Al final de la primera rola decidí junto con mi novia movernos al fondo del 21, siguieron algunas rolas prendidas (Tick, Pin) intercaladas con algunas muy bajonas, la gente se prendía a ratos mientras la vocalista abusaba de arengar c´mon mexico city. El 21 marcó sobrecupo, arriba de 3000 personas pero de las cuales calculó unas mil están allí por cortesías, por lo cual la gente no espera tanto del concierto y es hasta probable que muchos de ellos ni siquiera hayan escuchado el fever to tell completo, y eso que dura poco más de media hora; por cierto, qué esperar de una banda que sólo tiene un disco de 11 rolas que dura 35 minutos en total, y un Ep de 5 rolas cuya duración es de 17 minutos?, seguro es que no iban a tocarse un concierto de 2 horas. El formato de los yeahs es uno muy hecho para tocar en festivales, 40 minutos tocando fuerte, dejar prendida a la gente para la siguiente banda, pero acá nadie fue antes que ellos y nadie iría después, no podían tocar sus 40 minutos prendidos y luego bajarse para que llegará otra banda para mantener la prendidez ó prender aún más. Se notaba en ellos que trataban de hacer tiempo, alargar un poco el asunto, tocaron todas sus rolas del Ep que a excepción de art gallery, todas están muy bajonas. El ácido me había reventado y después de him vinieron 3 rolas seguidas que daban para abajo, un poco aburridas en esa onda semi rok-blues que tanto parece gustar en detroit y que en las bandas de NY como en los yeahs no van del todo bien; la gente hablaba entre sí, o por medio de sus teléfonos celulares, otros comprábamos chelas en el lobby o al fondo, mucha gente del VIP en la parte de arriba no se veía muy agusto. No ayudó mucho el sonido, en un banda en la cuál solo tienes una guitarra, batería y la voz de una chica que grita muy chido; que los efectos de la guitarra respondan chido y no queden por debajo de la secuencia como ocurrió en Rich, o que la voz no se distorsione y los gritos se pierdan en una estática horrible como ocurrió en varias ocasiones no te permiten sentirte pasártela del todo bien. Me cuentan que para el día siguiente el ingeniero de sonido de los yeahs le agarro la onda al 21 y ecualizó mucho mejor. Así como la selección de las rolas por parte de los yeahs fué más prendida y no tan dispareja.
Los yeahs me evocan la imágen mental de una telaraña, llena de huecos, que no permite que sean consistentes, ni dentro de cada rola ni a lo largo del toquín; por supuesto que tocan chido sus singles, pero no todas sus rolas son tan prendidas, y la forma en que tocan en vivo esta bien pero tampoco es tan diferente de como suenan en su disco; a pesar de las secuencias en algunos momentos se perciben huecos, la vocalista les haría un paro si tocará algunos acorde de guitarra o subiera con un bajo al escenario, tampoco habla bien de la banda que al baterista se le vayan las baquetas en 4 ocasiones, o que se le vaya el tiempo en una rola y terminé tocando con audífonos para no perderse.
Sin duda el mejor momento del concierto fueron las rolas finales, bloque (Maps, No,no,no,Date with the night,Modern Romance), que empiezan con un intro de batería en Maps y una dedicatoria larguísima que seguramente no habrían hecho de alternar con otra banda, pero desde ese momento percibes que algo chido se viene, así q con el ácido arriba y unas tantas chelas más me cayó bastante bien ese bloque rítmico prendido, que te hacía cantar el estribillo de Maps junto con aquellos que decían, "ya oíste que rola es esa". Después de date with the night sabes que lo que sigue esta por demás, y cuando reaparecen en el escenario a aventarse el encore no solo lo reafirman, sino que dan un muy lamentable espectáculo final con 4 rolas aburridas, sin duda el peor encore que he presenciado en alguna banda supuestamente "grande". Y al final eso, que tan grande es una banda que tiene un solo disco?, aunque ese disco este entre los mejores del año pasado, que tiene supuestamente a una de las mejores vocalistas en vivo de todos los tiempos (según spin), aunque vienen de toda la inercia del sonido NY de los últimos años. Los yeahs son una banda para festivales, el día 21 se notó que nos hacen falta festivales más que conciertos en el DF, aunque tampoco hay tantos conciertos como quisiéramos; el 21 en el salón 21 los yeahs me hicieron dudar de Spin y de Q magazine, y eso me ha hecho sentir muy incómodo, who is the next big thing? que seguro saldrá en un par de meses en Spin no me tomará tan naive.
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