martes, enero 21, 2003

esencia y efectos del messenger


Cada vez que aparece una estructura y estrictura para escribir, entender su esencia me obsesiona. Esto me aconteció con el messenger. Y entender cómo afectaba mi relación con la escritura se volvió la preocupación concomitante con usarlo en mis conversaciones electrónicas diarias, mayormente tratando de embaucar a alguna mujer, teniendo cibersexo o platicando con mis mejores amistades sobre literatura o chismes.


Estas son 3 de las conclusiones (simplificadísimas) que he obtenido acerca de los efectos del messenger sobre nosotros:


1
El messenger provoca que las letras y palabras parezcan insuficientes para representar los estados emocionales del emisor. Para eso el messenger requirió de los llamados emoticons. Para que el receptor no confunda el estado de ánimo con que el emisor le hace llegar un mensaje, el emisor añade una carita sonriente o triste, un regalo, un beso, un tarro de cerveza, un guiño o algúna otro emotícono.


En algunos casos el mensaje mismo es sustituido por el emoticon. Y en lugar de decir algo sencillamente lanzamos alguno de ellos.


(Una persona puede transformarse en una de esas caritas).


A esto hay que añadir los sonidos que en ciertos messengers se pueden utilizar junto a algún emoticon, por ejemplo.


El messenger ha extendido o la depauperación del lenguaje escrito o su hibridación con lenguaje visual, dependiendo del punto de vista que se posea.


En el futuro escribiremos usando toda clase de signos, además de las palabras compuestas de letras, o incluso mezclaremos letras con signos electrónicos y esa nueva unidad de sentido será todo un significante nuevo y anfibio.


2
El messenger ha alentado que la construcción de un texto significativo se alcance a través de por lo menos dos productores textuales. El texto se hace entre dos.


El messenger nos ha ido acostumbrando a que en el futuro todo texto será conformado por más de dos manos.


En su uso personal lo que el messenger ha propagado es la práctica de dominio del otro a través del texto. Cuando se produce el texto entre los (por lo menos) dos productores, uno puede dominar al otro cuantitativa o ideológicamente.


El messenger ocasiona que la producción de textos sea post-individual. Por ello mismo, como efecto colateral o como motivación inconsciente, nos acostumbra a dominar a otro o ser dominado (a través de la seducción, incluso) por medio de la escritura.


El messenger ha instituido las competencias metafísicas para coincidir o persuadir al otro a través de un intercambio en vivo de textos, hasta que la escritura simultánea lleve a un acuerdo, una interrupción de la comunicación, una suspensión del canal de transmisión mutua o cualquier otra relación de la intertextualidad antes sucedida.


El messenger hizo que la composición factual del texto involucre a más de un autor.


3
El tercer efecto que he verificado que causa el uso frecuente del messenger es que provoca una expectativa-del-texto.


Esta expectativa-del-texto es un fenómeno psíquico extendido por el Internet en su totalidad, no solamente por el messenger. Se trate de entrar a la cuenta de email para ver si ha llegado cierta carta, o se trate de revisar si alguien ha actualizado cierta página, o si se ha ingresado hoy un nuevo relato en algún portal porno para poder masturbarnos, etcétera. El Internet nos pone nerviosos o esperanzados o teremos de la Llegada-de-las-palabras.


El Internet ha aumentado o generalizado a toda la población electrónica la ansiedad y la espera-del-texto. El texto se está haciendo cada vez más una estructura que-hay-que-esperar o que-puede-perderse. Esta es la otra angustia: que el texto-que-hemos-escrito o el texto-que-tiene-que llegar se pierda debido a algún error de las máquinas, o nuestra ignorancia respecto a ellas o una falla súbita del sistema.


Anteriormente solamente grupos muy específicos de profesionistas temían la pérdida-del-texto, entre ellos los burócratas y los literatos.


En la actualidad por la masificación de la escritura a través del uso de los recursos de lectura y redacción del Internet, la angustia-del-texto se ha convertido en un mal que padecen millones de personas. Esperan sus emails, componen sus texto temerosos de las caídas del Internet, la suspensión temporal de servicios, etcétera.


Esto no lo puedo hacer ni la poesía. Ni la poesía hizo que la gente desee tanto la aparición del texto ante sus ojos.


Por eso la poesía pudo competir siquiera con el servicio postal. Hasta el correo hizo que la llegada-del-texto y su aparición-ante-nosotros fuera algo valiosísimo frente al receptor. Pero ni todos los poetas juntos lograron tener este efecto social.


El Internet provocará que en el futuro todas las personas sean lectores o escribientes atormentados. Todos estarán a la espera.


(Por eso también detesto a los escritores. Todos en el fondo son una bola de tecnólatras, que esperan y confían que la tecnología dé buena causa, popularice y conserve sus escritos. Un escritor es un ser que depende de máquinas y medios masivos, como el libro o el Internet). (Tal como lo conocemos en el presente, un escritor es un vividor de la tecnología occidental).


La espera-del-texto yo, por ejemplo, la he experimentado en el messenger debido al aviso "x is writing" que aparecen en la parte inferior de la ventana del messenger.


Sabemos que la otra persona está escribiendo. Sabemos que lo que escribe está pensado para nosotros. Tarda. Pero vemos que ahí se indica que está escribiendo y ansiamos la llegada de ese texto, su aparición en la pantalla. Pero a veces quien escribe se arrepiente y el letrero parpadea y, por lo tanto, sabemos que borró lo que quería representar, seguramente para no lastimarnos o porque ella está indecisa o no sabe qué decirnos o hay algo que interfiere o nos está protegiendo de sus palabras y por eso se ha arrepentido de ellas y las cambia, reordena o definitivamente las cancela.


Y el texto que se espera
no llega.


http://hyepez.blogspot.com/



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